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May 29
leche

La leche y el estado nutricional de la embarazada y del futuro bebé

Siempre insisto en que los lácteos son un grupo de alimentos interesante ( eso no quiere decir mágicos), sin embargo en los últimos años ha habido una caída en su consumo debido a la aparición de falsos mitos a veces originados entre los gurús de las redes sociales.

Sin embargo la evidencia científica favorable al consumo de los lácteos es cada vez más fuerte.  En el caso de las mujeres gestantes también. Precisamente sobre la alimentación y la nutrición en las mujeres gestantes la Fundación Española de la Nutrición (FEN) junto con la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT) y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) han llevado a cabo una revisión sobre la evidencia científica disponible. Los autores a través del informe ‘La leche como vehículo de salud en situaciones fisiológicas especiales: mujer gestante’, concluyen que una alimentación apropiada es fundamental para el correcto desarrollo de la gestación y para la salud presente y futura de la madre y del bebé. Por ello, es fundamental que la mujer embarazada esté bien informada sobre la dieta que más se adecúe a su estado ya que, además, dicha información le ayudará a desterrar muchos falsos mitos que existen sobre la alimentación durante el embarazo. En esta etapa las necesidades nutricionales y energéticas son mayores, por lo que el seguimiento de una dieta variada y equilibrada, junto con unos hábitos de vida saludables es, si cabe, más importante que en otras etapas de la vida.

En este aspecto el documento hace referencia a que las necesidades nutricionales de las mujeres embarazadas son mayores y eso hace que para ellas sea más importante llevar a cabo una dieta equilibrada. A pesar de que esto es así, es curioso comprobar cómo la mitad de las mujeres embarazada no ingiere la cantidades recomendadas de micronutrientes como calcio, yodo, hierro, ácido fólico y vitamina D y más de la mitad de las mujeres gestantes no alcanza las recomendaciones de ingesta de los ácidos grasos de la serie omega 3.

Tradicionalmente estos requerimientos se cubren mediante el empleo de suplementos. En el documento al que hago referencia se indica que la leche puede servir de vehículo para la elaboración de alimentos fortificados que ayuden ( y además de una forma cómoda y más natural) a alcanzar las recomendaciones  ingesta de estos nutrientes que son vitales ya que tienen efectos beneficiosos sobre el crecimiento fetal y sobre la salud de la madre y del futuro bebé. No hay demasiados estudios, pero los escasos estudios disponibles hasta el momento ponen de manifiesto que la alimentación de las embarazadas en España presenta insuficiencias y desequilibrios que se traducen en ingestas inadecuadas de algunos nutrientes esenciales, lo que no sólo repercute en su salud, sino que puede tener también un impacto directo en la salud del futuro bebé. La leche, por sus características físico-químicas y por su facilidad y frecuencia de consumo, es un vehículo ideal para el enriquecimiento y la fortificación de la dieta con determinados nutrientes, como el calcio, la vitamina D o los ácidos grasos Omega-3.

La leche tiene un importante papel en la dieta de las mujeres embarazadas. Aporta energía, pero también nutrientes importantes como calcio, vitamina D y vitaminas del grupo B entre otros. Su ingesta no sólo mejora el estado nutricional de la mujer gestante, sino que también tiene efectos beneficiosos sobre el crecimiento y desarrollo  fetal y sobre la salud de la madre y la del bebé.

En el documento se ofrecen algunas de las recomendaciones más importantes en cuanto a los hábitos dietéticos que se deben seguirse durante el embarazo:

  • Distribuir las ingestas en cinco o seis comidas y no saltarse ninguna de ellas (especialmente el desayuno).
  • Adecuar el volumen de las ingestas al grado de actividad física, eliminando las comidas copiosas.
  • Incluir diariamente una pieza de fruta con alto contenido en vitamina C (naranja, mandarina, pomelo, kiwi, fresa) y una ración de verduras crudas.
  • Lavar las verduras y frutas minuciosamente y consumir la carne bien hecha, para evitar infecciones que puedan afectar al feto. Evitar el consumo de carnes crudas o poco cocinadas
  • Incrementar el consumo de alimentos ricos en fibra: legumbres, fruta, hortalizas y cereales integrales.
  • Consumir pescado azul, escogiendo especies de pequeño tamaño, por su alto contenido en ácidos grasos Omega-3.
  • Reducir el consumo de sal (utilizar sal yodada) y moderar el de bebidas con cafeína (menos de 200 mg/día). Tampoco abusar del té, ya que contiene teína.
  • Incrementar el consumo diario de líquidos (entre 2 y 2,5 L), preferentemente agua volumen de y realizar la ingesta sobre todo durante las comidas. Las bebidas alcohólicas nunca deben tomarse durante el embarazo.

Aunque las recomendaciones están claras, se indica en este trabajo que los estudios existentes demuestran que hay varios aspectos a mejorar en la realidad de la alimentación de las mujeres embarazadas porque el  45% no alcanza la ingesta recomendada de frutas y verduras, siete  de cada diez no llegan al consumo aconsejado de cereales y legumbres ( y además consumen demasiada carne) y  sólo un 51% de las embarazadas consumen pescado. La leche y los productos lácteos son un grupo de alimentos que se consumen a diario pero a pesar de ella sólo el 50% de las embarazadas cumple con las recomendaciones de raciones diarias.

En el mencionado informe se ha llevado a cabo una profunda revisión sobre el papel de los lácteos durante el embarazo, llegando a la conclusión de que el consumo de lácteos convencionales mejora el estado nutricional de la mujer gestante y tiene también efectos beneficiosos sobre el crecimiento fetal y sobre algunos marcadores de salud, tanto en las madres como en sus hijos. Además, los estudios con lácteos fortificados y enriquecidos muestran beneficios en la salud ósea de la madre y de su hijo, y parece que podrían tener también un impacto positivo en el desarrollo visual y cognitivo del niño.

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