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Ene 24
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No es necesario el sensacionalismo para limitar el consumo de azúcar

Desde hace ya muchos años se oye, se dice, se cuenta y se educa en el concepto de que hay reducir la ingesta de azúcar. Desde hace muchos años se dice que muchos productos industriales, y bebidas como refrescos o zumos etc… tienen exceso de azúcar y pueden hacer que estemos ingiriendo dosis demasiado elevadas casi sin ser conscientes de ello. Así se ha dicho desde tiempos “inmemoriales” y así se ha educado. No en vano en el mercado hay muchos productos sin azúcar (a veces esto puede ser engañoso) y edulcorantes acalóricos precisamente como reclamo ya que muchas personas tienen claro que hay que limitar la ingesta de azúcar. Nadie ( me refiero a los profesionales sanitarios) duda de los peligros del exceso de azúcar, nadie duda de que hay que limitar el consumo de azúcar, nadie duda de que hay que convencer a la industria alimentaria de que aparte de los productos para días especiales (un día es un día y si quiero disfrutar de unas galletas bien grasientas y azucaradas el día que estrenan la tercera parte de la saga de mi película favorita nadie me puede decir que hacerlo suponga un riesgo) ofrezca productos más saludables y con un etiquetado claro. Nadie duda de que muchos productos infantiles lleven de forma absurda y e innecesaria dosis demasiado elevadas de azúcar.

Hasta aquí todo muy bien, ninguna novedad, pero de repente nos venden la historia de que lleva años diciéndose que el azúcar es bueno ( igual es que yo viví en otro mundo), que la industria del azúcar ha comprado a la gente para que recomendara el consumo de azúcar o que al menos no lo limitara ( aunque hay casos del lobby del azúcar que dejan mucho que desear el mensaje de que el exceso de azúcar es malo caló hace ya mucho tiempo entre los profesionales sanitarios y entre la población). Y es que parece que un grupo de profesionales muy listos y adelantados a su tiempo realizaron el “descubrimiento del siglo” y se dieron cuenta de que el azúcar no era bueno y empezaron a decir a la sociedad que el azúcar es muy malo.

Está muy bien que existan campañas encaminadas a difundir la cantidad de azúcar presente en los alimentos, si a pesar de que los profesionales ( y parte de la población) tenemos claro que el exceso de azúcar es malo pero se sigue consumiendo demasiada cantidad, quizás hay que hacer campañas más agresivas, y quizás es lo que hay que hacer pero lo que no está bien es utilizar el sensacionalismo para tratar de que el mensaje cale en la población. Cuando se mezclan los azúcares naturales con los añadidos para que el número de azucarillos obtenidos (utilizados como referencia para que la población se dé cuenta del azúcar oculto en los alimentos) sean muchos más y cuando se cambia el peso total del azucarillo para que de nuevo salgan más azucarillos totales y por tanto el mensaje sea mucho más potente y se obtenga un resultado todavía más sorprendente, no se está respetando la rigurosidad de la que no pocas veces presumen precisamente muchas de las personas que difunden este mensaje sensacionalista ( además adornado con fotos “sensacionalistas”). Y podríamos pensar que el fin ( la salud pública) justifica los medios ( exagerar el mensaje) pero desde luego que no es así, porque si esto fuera así habría que coger con pinzas todos los mensajes sensacionalistas que determinadas personas lanzan como novedad o como “ gran descubrimiento” ( no es importante el desayuno, no hagas varia comidas al día, las kilocalorías no importan, puedes comer toda la fruta que quieras etc…..) como de hecho muchas veces hay que hacer.

Se puede y se debe educar en el consumo de azúcar responsable, es decir en fomentar que se minimice su presencia en muchos alimentos y bebidas, en que la población tenga claro de los riesgos de su consumo en exceso etc….y todo ello se puede hacer con educación, moderación, rigurosidad. O bien se puede educar en el sensacionalismo ( tarde o temprano con el mensaje que viene el lobo se deja de creer en los sensacionalistas) exagerando el contenido en azúcar y repitiendo el mensaje de forma cargante, no permitiendo tomar ni un solo refresco dando a entender ( no diciéndolo directamente para evitar la demanda) que es veneno etc…

A pan pan y al vino vino, el sensacionalismo busca seguidores y likes, busca llamadas de medios de comunicación (todo el mundo sabe muy bien que un titular goloso para un periodista es cualquiera relacionado con la nutrición que exagera y asusta), colaboraciones ; entrevistas y más libros vendidos. Cuando mensajes así son compartidos en un círculo cerrado “huele a estrategia” de marketing para generar más ruido y presencia y colaboraciones y libros vendidos y entrevistas. Es decir pudiera ser que en algunos casos existiera conflicto de intereses justamente de lo que muchas veces esas mismas personas acusan a otros profesionales.

El mensaje es claro y sencillo, limite el consumo de azúcar, elija alimentos frescos frente a procesados, intente no añadir azúcar ( o siropes, mieles etc…) a los alimentos, elija fruta entera frente a zumos y beba agua y eso sí, un día es un día y permítase un lujo ocasional. No hace falta decir más, no hace falta buscarle 5 pies al gato. Pero este mensaje no vende, no atrae entrevistas porque es lo de siempre y porque no es exagerado. No nos engañemos, las casualidades no existen, mezclar azúcares naturales con los añadidos y cambiar el tamaño del azucarillo permite obtener resultados que aseguran las llamadas de los medios.

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