El consumo de gaseosas azucaradas se ha asociado en estudios con un mayor riesgo de enfermedades cardiometabólicas. La relación con la enfermedad cerebrovascular aún no está tan clara.
Uno de los artículos más recientemente publicados que abordaron este tema mostró resultados interesantes. En el estudio (*) se buscó el objetivo de examinar los patrones de consumo de refrescos y la sustitución de bebidas alternativas a los refresco en relación con el riesgo de accidente cerebrovascular. Para ello se utilizó el Estudio de Salud de las Enfermeras, un estudio de cohorte prospectivo de 84,085 mujeres seguidas durante 28 años (1980-2008) y también el Health Professionals Follow-up Study, un estudio de cohorte prospectivo de 43,371 hombres seguidos durante 22 años (1986-2008).
De los resultados se concluye que un mayor consumo de refrescos endulzados con azúcar se asoció con un riesgo significativamente mayor de accidente cerebrovascular, pero también incluso cuando se consumían bebidas bajas en Kilocalorías. Otras bebidas (refrescos bajos en Kilocalorías y sin cafeína o infusiones) podrían ser mejor opción.
Obviamente el agua es la opción de primera elección y debe ser nuestra bebida habitual, pero por beberme un refresco ocasionalmente no es un problema. Y ocasionalmente quiere decir eso, en ocasiones especiales.
Bernstein AM, de Koning L, Flint AJ, Rexrode KM, Willett WC. Soda consumption and the risk of stroke in men and women. Am J Clin Nutr. 2012 May;95(5):1190-9.
