El jarabe o también llamado néctar de ágave y que algunas veces también se denomina miel de ágave o incluso sirope de ágave es en realidad un jugo viscoso que se obtiene de la extracción de una determinada planta (denominada ágave) que es bastante típica de las zonas desérticas de la américa tropical.
La realidad es que desde el punto de vista nutricional cabe destacar que este sirope tiene un elevado contenido en el azúcar fructosa aunque también debemos de tener en cuenta que además contiene glucosa. Uno de los motivos por los cuales este “néctar” se ha puesto bastante de moda en los últimos tiempos es porque su poder endulzante es mayor que el azúcar de mesa ( entonces en principio con menos cantidad se consigue endulzar de una forma similar) y además su índice glucémico es más bajo que el azúcar ( eleva menos los niveles de glucosa en sangre tras su ingesta). Por otro lado, aunque muchas veces se dice que este jarabe es rico en antioxidantes, la realidad es que el contenido en antioxidantes del sirope de agave es bajo y nunca debe servir de disculpa para su consumo.
En conclusión, a pesar de que su índice glicémico es más bajo que el azúcar de mesa y de que se requiere menos cantidad para endulzar, no se debe olvidar que el jaraba de ágave, como todos los endulzantes con azúcares, se debe consumir de forma moderada ya que sigue siendo fuente de azúcares simples ( cuyo consumo debe estar minimizado en la dieta) y además no es conveniente acostumbrarse al sabor dulce (porque se demandará más). No debemos olvidar tampoco que un exceso de fructosa en forma libre ( es decir, no formando parte de la fruta entera etc..) puede ser perjudicial para nuestra salud.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que los azúcares añadidos (azúcar de mesa, glucosa, fructosa, jarabe de ágave..) no constituyan más del 10% de la ingesta calórica de un día entero, es más se estima que reduciéndolo por debajo del 5% se obtendrían beneficios extra en nuestra salud.
