Si “buceamos” entre estudios que relacionan estos temas con cáncer, vemos que la realidad es que la epidemiología identifica asociaciones entre aspectos de la dieta, la nutrición y la actividad física con diferentes tipos de cáncer. Parece que la protección contra el cáncer se deriva principalmente de un entorno metabólico sistémico que promueve la replicación celular saludable y la integridad de los tejidos. Tal estado nutricional refleja evitar el exceso de grasa corporal a través de patrones dietéticos saludables ricos en alimentos vegetales (legumbres, cereales integrales, legumbres, verduras y frutas), con moderación ( pero sin eliminación) en carne, pescado y lácteos, bajos en alcohol y un estilo de vida activo, evitando conductas sedentarias. Eso en cuanto a la prevención pero una vez que se padece cáncer la nutrición, la grasa corporal, la masa muscular y la actividad física son importante en diferentes tipos de cáncer. Promover estilos de vida saludables requiere información y educación públicas, pero por sí solas no generan cambios. Se necesita un entorno sociopolítico y cultural que propicie la adopción de comportamientos saludables.
Pero vayamos al grano, nutrición y cáncer da para un libro ( y estamos en ello) pero en este artículo para mis redes sociales quiero centrarme en recordar lo vital, y mantener la masa muscular en enfermos que tienen cáncer y la nutrición es importante.
Y es que sí, hay que mantener sí o sí ( o incrementar la masa muscular). El músculo esquelético representa alrededor del 40% del peso corporal total y en él se encuentra casi el 50% de todas las proteínas del cuerpo. Los músculos son importantes para muchas cosas pero también para el sistema inmune. Los músculos producen sustancias con funciones interesantes en la proliferación, activación y distribución de algunas células del sistema inmune. Hay una evidencia creciente que muestra cómo perder tejido muscular se relaciona con depresión de la actividad del sistema inmune, más riesgo de infecciones etc…Y además al perder músculo existen diversas alteraciones del sistema inmune que se pueden visualizar en alteraciones en marcadores de inflamación. Sin olvidar que el músculo es un importante reservorio de aminoácidos, aminoácidos esenciales, aminoácidos ramificados y aminoácidos “convertibles en esenciales” ( como la glutamina) y eso no se debe de olvidar porque nuestro organismo los emplea para la producción de elementos importantes para el sistema inmune.
El síndrome de caquexia cancerosa es responsable de la muerte de un número muy significativo de pacientes con cáncer. Es típica, en este tipo de pacientes, una reducción de la ingesta energética y proteica pero eso además en un entorno orgánico en el cual hay importantes alteraciones metabólicas y en el que está presente una inflamación sistémica. En esta situación hay una reducción gradual de la masa muscular porque en estas circunstancias está incrementado el catabolismo proteico y está muy reducida la capacidad anabólica. Y de hecho, el llamado sistema de la ubiquitina-proteasoma parece que tiene una función importante en este proceso y de hecho hace que se acorte el área de la fibra muscular ( no todos los tipos de fibra se ven afectados por igual). El hecho de que se activen señales catabólicas proteicas que degradan el músculo se debe a citocinas proinflamatorias pero también a sustancias producidas por el propio tumor como el factor inductor de proteólisis.
Todo esto tiene consecuencias dramáticas, la sarcopenia incrementa de forma significativa el riesgo de muerte en este tipo de pacientes y sobre todo si simultáneamente hay obesidad ( obvio, las citocinas producidas por el tejido adiposos empeoran la inflamación e incrementan el catabolismo proteico). Y existe una relación directa entre la fuerte pérdida de músculo y la supervivencia en pacientes con diferentes tipos de cáncer.
Y es lógico porque el músculo a través de multitud de moléculas llamadas miocinas y que son cientos de moléculas diferentes como IL-6, IL-7, IL-15, METRNL, ácido β-amino isobutírico (BAIBA), musclina, decorina, PGC1-α, leukemia inhibitory factor (LIF)…regula muchos ejes corporales. Las miocinas son péptidos vitales con función autocrina, paracrina y endocrina y son determinantes para la comunicación entre células gracias a la activación de receptores específicos de membrana. Si se pierde músculo se reduce la producción de miocinas y eso afecta al cerebro ( menos producción de neurotrofinas que protegen las neuronas),al sistema inmune que ve su actividad deprimida, al hueso, a la microbiota intestinal, al hígado ( parece que la interleuquina 6 que es una miocina tiene un efecto protector) y a diferentes órganos. Por todo ello en estos pacientes ( unido al hecho de que a veces hay fármacos, o tratamientos agresivos necesarios en esta enfermedad) tienen riesgo de infecciones, de fallo multiorgánico etc…
Y ¿ cómo actuar?
Respecto de la terapia en el síndrome de caquexia cancerosa, es factible que requiera tratamiento con varios grupos combinados que incluyan, junto al soporte nutricional, fármacos orexígenos, fármacos con efecto anabólico y antinflamatorio y entrenamiento de fuerza.
Dejando para los médicos especialistas el tratamiento farmacológico, para los graduados universitarios en actividades física las recomendaciones de entrenamiento de fuerza etc…deben quedar para los Dietistas-Nutricionistas los consejos dietéticos al fin de además de ser coadyuvante del tratamiento, ayudar a mantener la masa muscular. El tiempo de que al enfermo de cáncer se le dice que coma de todo, que coma galletas, que se centre en energía, vitaminas etc…ya pasó. Como muchos científicos de primera línea han publicado en diversas ocasiones ya es hora de que la nutrición sea vista como parte del tratamiento para mantener el estado nutricional y también porque jugar con ciertos nutrientes, herramientas dietéticas, sustancias bioactivas, alimentos etc…en la dieta puede tener implicaciones significativas en algunos tipos de cáncer. La nutrición no va a curar pero sí es coadyuvante del tratamiento de forma directa e indirecta y la evidencia es creciente. Hace no mucho investigadores de un importante centro de investigación sobre el cáncer reflexionaban sobre esto, sobre el hecho de que este tipo de nutrición no se estaba aplicando. Yo creo que las cosas serían diferentes con la inclusión de los Dietistas-Nutricionistas ( obviamente actualizados) en los equipos multidisciplinares.
Desde el punto de vista nutricional son diversos los frentes en los cuales podemos actuar a la hora de frenar la pérdida de masa muscular:
- Los requerimientos proteicos en pacientes con cáncer como norma general se establecen entre 1´5-2 gramos de proteínas por día.
- Es interesante ( cada persona, cada tipo de cáncer es un mundo) repartir la ingesta proteica en varias tomas para mantener dicha masa muscular. Por diferentes motivos y en determinadas circunstancias se podría jugar con diferentes tipos de proteínas de diferente velocidad de absorción etc…
- Es interesante reducir el daño oxidativo que castiga a las células ( por el entorno inflamatorio sistémico y por los tratamientos) y por ello el consumo de alimentos con sustancias bioactivas puede ayudar. Inclusión de matrices vegetales que tienen sustancias con efectos antioxidantes puede reducir este daño. Es el caso del tomate (licopeno, carotenoides), cacao, té y canela ( diversos polifenoles), cítricos ( limoneno, naringina, carotonoides), crucíferas ( compuestos azufrados), zanahoria (betacaroteno), granadas ( punicalagina), arándanos ( resveratrol…), lácteos fermentados ( ácido linoleico conjugado, péptidos bioactivos..) etc…así como especias y hierbas aromáticas ( cúrcuma, jengibre, pimienta negra, romero, azafrán, pimentón…). Tambièn alimentos fuentes de vitamina C, E, D, minerales como zinc o selenio…Pero, ¡OJO!, estos fitoquímicos y sustancias bioactivas pueden interaccionar con los fármacos empleados en quimioterapia etc…reduciendo su efecto por ello jamás se debe de tomar nada sin consultar con el oncólogo y por ello los equipos multidisciplinares son el escenario ideal.
- Es interesante reducir la inflamación sistémica que provoca ese daño oxidativo y un catabolismo proteico incrementado al activar señales catabólicas. Y desde el punto de vista nutricional podemos jugar con matrices alimentarias ricas en ácidos grasos omega 3 de cadena larga (como pescados azules), aunque también algunos péptidos bioactivos presentes en lácteos y carnes, otros ácidos grasos como transpalmitoleato (presentes en lácteos..) , transvaccénico, otras sustancias como algunos betaglucanos y diversos fitoquímicos presentes en vegetales. La reducción de un exceso de grasa corporal puede mejorar la respuesta del sistema inmune. Pero, ¡OJO!, estos elementos pueden interaccionar con los fármacos empleados en quimioterapia etc…reduciendo su efecto por ello jamás se debe de tomar nada sin consultar con el oncólogo y por ello los equipos multidisciplinares son el escenario ideal.
- Es importante actuar a nivel de la microbiota intestinal. La masa muscular reducida se ha asociado con una composición de microbiota distinta y la administración de probióticos o prebióticos o postbióticos como butirato se ha asociado con una masa muscular mejorada. Fructooligosacáridos, galactosacáridos, algunas bacterias de taxones como Faecalibacterium y Bifidobacterium etc…pueden ser interesantes. Pero, ¡OJO!, estos elementos pueden interaccionar con los fármacos empleados en quimioterapia etc…reduciendo su efecto por ello jamás se debe de tomar nada sin consultar con el oncólogo y por ello los equipos multidisciplinares son el escenario ideal.
- Algunos suplementos como glutamina, 5-hidroximetilbutirato, isoleucina, leucina y valina, omega 3 de cadena larga, polifenoles, pigmentos vegetales, monohidrato de creatina, proteína de suero…pueden ser valorados. Pero, ¡OJO!, estos elementos pueden interaccionar con los fármacos empleados en quimioterapia etc…reduciendo su efecto por ello jamás se debe de tomar nada sin consultar con el oncólogo y por ello los equipos multidisciplinares son el escenario ideal.
Pero todo se debe personalizar, influye el tipo de cáncer, la persona, el estadío, el tratamiento, la composición corporal, la presencia de otras patologías y mil veces más.
Pero sí, como en todas las patologías la nutrición puede ayudar de forma significativa. La nutrición es biología y por ello la nutrición va de inflamación, de genes, de ejes corporales, de daño oxidativo, de matrices alimentarias, de promotores, de bacterias intestinales ( y orales y del esófago etc etc..) y de muchas cosas más. Cada vez se conocen más mecanismos de acción y estando al tanto de la evidencia científica podemos emplear la nutrición para ayudar al paciente.
Sea como fuere, consulte con su oncólogo que es a quien compete la decisión sobre su tratamiento y él le derivará a un Dietista-Nutricionista para que desde la evidencia científica actual se diseñe una estrategia proteica adecuada.
Ramón De Cangas
Dietista-Nutricionista colegiado AS00064y Doctor en Ciencia de los Alimentos.
Biólogo sanitario colegiado 20327A y Doctor en Biología Funcional y Molecular.