Las miocinas son un grupo de más de 650 moléculas producidas por las células musculares cuando son estimuladas. Algunas miocinas, como la irisina, afectan al tejido adiposo favoreciendo el hecho de que se oxiden ácidos grasos y además afectan al propio músculo favoreciendo el anabolismo y el incremento de la masa muscular.
Otras miocinas, como la interleuquina 6, pueden tener un efecto protector en el hígado. Hay miocinas que intervienen en el metabolismo óseo teniendo un efecto protector sobre el hueso. Es el caso de los factores de crecimiento insulínico 1 y 2.
Incluso si de epigenética hablamos, algunas miocinas pueden afectar al nivel de metilación del DNA. Es el caso de la fractalquina y otras que además pueden tener un efecto protector sobre la mitocondria. También se ha encontrado que la elevación aguda de algunas miocinas, como la interleuquina 6, en el corazón limita las lesiones cardiacas y tiene un papel cardioprotector, contrario a la elevación crónica, que tiene efectos perjudiciales.
Además, existen miocinas que pueden interactuar con las bacterias intestinales a través del eje músculo-intestino-microbiota.
Todo es muy complejo porque dependiendo del momento, del lugar y de sus niveles las miocinas pueden producir un efecto o el contrario.
Por la importancia de las miocinas los Dietistas-Nutricionistas debemos a toda costa ajustar la dieta de tal forma que se maximice la pérdida de grasa pero que se minimice la de músculo o que se puede incrementar la masa muscular y podemos jugar en la dieta con kilocalorías, macronutrientes, nutrientes y matrices alimentarias complejas ricas en sustancias bioactivas que potencien y apoyen los efectos de las miocinas.
Así mismo debemos de tener claro que el ejercicio físico es un gran complemento a la dieta.