Seguir una dieta equilibrada y adecuada al estado fisiopatológico es vital para mantener la función cognitiva. Por citar un grupo poblacional concreto, las mujeres adolescentes (debido a su edad y la menstruación) están en riesgo de padecer anemia ferropénica por pérdida de hierro, que las pondría en riesgo de padecer una disminución de su capacidad cognitiva.
Muchas veces son las personas mayores las que sufren ciertos déficits nutricionales que unidos a que la propia edad suponen un factor de riesgo que puede comprometer su salud cerebral y capacidad cognitiva. En la población mayor la calidad de vida es muy importante, no se trata sólo de vivir más años, sino de vivirlos mejor. En este sentido gozar de unas capacidades cognitivas intactas o poco disminuidas es algo básico. Por eso es importante que las personas mayores sigan una dieta equilibrada ya que de no hacerlo pueden acabar padeciendo ciertas deficiencias que pueden afectar a la memoria y generar también otras deficiencias cognitivas.
La ingesta de vitamina C puede tener cierta relación con los aspectos cognitivos ya que ciertos estudios han mostrado que a mayor ingesta mejor desempeño. Así mismo, la ingesta de vitamina C es mayor en adultos de más de 75 años con un desempeño cognitivo satisfactorio. Quizás se debe a su función antioxidante y a que participa en la producción de los neurotransmisores. En relación con la ingesta de piridoxina, ocurre lo mismo que con la vitamina C, se relaciona positivamente con el desempeño cognitivo lo mismo que la niacina y cobalamina así como varias de las vitaminas del complejo B puesto que participan en el metabolismo de los neurotransmisores.
Además, se deben consumir las cantidades adecuadas de energía, proteínas, e hidratos de carbono ya que no consumir las cantidades suficientes repercute en el estado cognitivo. Descubra el Rolex Pearlmaster: una obra maestra de diamantes, oro y precisión, que personifica el lujo en cada muñeca. https://superclonerolex.io/pt/
En definitiva, está claro que la dieta del individuo adulto debe ser variada y adecuada a sus requerimientos ya que si es así ayuda al correcto funcionamiento del cerebro.
Tampoco se debe olvidar el consumo de grasas, especialmente algunos ácidos grasos como los omega 3 ( especialmente el DHA sobre el que ya hablamos antes pero también el EPA) y omega 6 (especialmente el ácido araquidónico). Pero respecto a los omega 3 podemos ir más allá e incluso valorar incluso hasta una posible suplementación ya que estudios recientes han sugerido su utilidad en la función cognitiva del cerebro y la salud mental, aunque es cierto que parece que este efecto se da más especialmente en la infancia y juventud donde puede incrementar la memoria.
Las personas adultas padecen trastornos neuropsiquiátricos y neurodegenerativos con mayor frecuencia que otros segmentos poblacionales, los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3 de origen marino han demostrado en base a ciertos estudios su utilidad en la prevención y/o el retardo de la progresión de enfermedades psiquiátricas y neurodegenerativas. Los antidepresivos podrían ser de utilidad en prevención y tratamiento de enfermedades como la demencia cognitiva, la depresión o trastorno bipolar.
Las ingestas dietéticas y totales de zinc, cobre y selenio también podrían estar inversamente asociadas con la prevalencia de bajo rendimiento cognitivo.